25 ene 2011

Hoy


Enseguida  me di cuenta que  iba a llover.  Habia ido perdiendo conciencia de mi cuerpo  mientras miraba el verde profundo  del patio. 
De repente,  me vino  con mucha   claridad  el sonido de perros  ladrando, muchos perros ladrando, acaso  en todo el barrio: 
eran casi un murmullo, pero  innegables.
Me dije que  tendria que estar escribiendo, o  escuchando el  disco que me gusta escuchar cuando llueve, pero no podía levantarme de la silla.
El cielo se  ponia  verde, gris, extraterrestre.
Minutos despues caían  cascadas de  los  aleros.
Me escapé con un pretexto, una ventana abierta, la posibilidad de un inundación.

Otra  vez preguntandome por qué  aquí  y no en otro lugar.  Yo que quería  paisajes con niebla  o blancos de nieve o  cielos  que dan miedo. Soy una  nostalgia latinoamericana por algo  que quisiera ser y no es.
Aquí estoy, lamentándome entre  hojas de palmera, mirando hacia el horizonte, suspirando ciega bajo el sol,  por un espacio-tiempo que  no me tocó vivir.
En cambio, a mi  que me gusta tanto la lluvia,  hoy me tocó  sacar cinco baldes enteros del agua  filtrada entre goteras y  resumideros tapados... en ojotas claro, con olor a perro mojado...

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