Justo cuando creía estar bañándome en completa soledad en la parte alta del rio, prudentemente alejada de los vecinos, oigo unas vocecitas a mi espalda.
Una parejita adolescente, el con granos, ella con chichas por todos lados.
Me preguntan dulcemente si hay por aquí alguna olla para bañarse.
Naturalmente les miento:
- Hay una mas allá pero a esta hora ya no debe tener más sol y mas arriba se pone complicado, mucha piedra y víboras…
Esto no podía ocurrir sino en pleno Enero.
Odio el verano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario