Y meses después de que estás muerta, encontrar este video en la web en el que mostrabas tontas carteras y fingías ser una parisina estúpida y bonita.
Todo era insostenible: desde la falsa cabellera rubia, los saltitos y la sonrisa omnipresente.
Una sonrisa que no se cree nadie, con la que uno puede darse cuenta que todo es un artificio.
Da la impresión que si una compra esas carteras se convertirá en una ridícula chica triste que se esfuerza por aceptar que la felicidad es ser bonita y saltar por Montmartre con el i-phone constantemente sonando.
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