26 ene 2011

El otoño esta empezando a ponerse hermoso

Y yo nadando en un mar de puré  as usual.
Alexander  Mc Queen   se suicidó el dia después de que  enterró a su madre. Dicen  que  hacía  mucho tiempo  que  quería hacerlo pero  la idea  de  hacer sufrir a su madre  se lo impedía.
Puedo verlo todo:  la ceremonia solemne-incomprensiblemente británica, él  recibiendo  las condolencias,  todo el trámite engorroso  del mourning, pero en su cabeza sacando cuentas  y descontando minutos.
Después,  caminando, casi corriendo,  casi dando saltitos hasta el  auto y  llegar a  su casa. Ordenar  todo, quizás bañarse como  quien  está por tomarse un avión o  planea renunciar al trabajo  mañana para empezar  una vida  nueva, alocada y riesgosa.
Después,  organizar el  dispositivo de ahorque en  el preciso  lugar  en  el que  había planeado alguna noche  sin sueño  y comprobar  su efectividad.Todo tranquilo, todo casi cantando por lo bajo.
Y listo, mañana  no habrá  mas Alexander por aquí.

O una  modelo asiática haciendo lo propio en  París, una tarde azul, interminable.
Un dia  que fue  azul desde que que empezó, con  tenues  copos de nieve.
A las tres de la tarde  (en realidad  un dato  insignificante para ella  que hace meses que vive en un continuo  de tiempo, de sol pálido y  abrigos caros)… entonces, a las  tres de la tarde, en su  piso  silencioso y vacío, las paredes (de esas con molduras pintadas de  un  blanco exquisito) desprenden  una fosforescencia  celeste. 
Ella, con sus delicados rasgos extenuados  de tanto  llorar entre desfiles y  sesiones de foto para  Vogue.
Hace días  que no come  ni duerme,  enfundada en  sus jeans y  su saco de piel, no sabe  cómo  prender la calefacción, aparentemente hay algun problema en el edificio… pero  ya no puede siquiera  ir a comprar comida y mucho menos  hablar  con el portero en  francés.

Mismo mecanismo:  buscar un  sitio propicio en donde montar el  dispositivo, aunque en verdad
ya  lo había  elegido el primer día  en que se mudó al departamento.
Minutos  después, el silencio continúa y  la torre Eiffel  parpadea  a lo lejos, helada.


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