6 may 2011

Culebrón del 2010- Novena entrega


Sería  como   con las  ultimas  cinco  novias  semiformales o como con las primeras  tres  esposas: al principio estaría  profundamente  obsesionado y hasta creería que  era amor lo que sentía. Se entregaría a una intensa exploración física  y emocional  del objeto  de su afecto que lo  tendría inmerso meses o quizás un par de años, al cabo  de los cuales, es claro que el entusiasmo  habría decaído  de manera espectacular. 
Esto último era literal:  un  dia indeterminado, lo asaltaba una imagen  (de la misma manera que lo asaltaba la  ventana azul) y  ya nada volvía  a ser lo mismo.
Todo lo antes fascinante de  su chica, se volvía  de pronto…tedioso.
Un chiste  que  ya no causa  gracia y que empieza a generar  un poco de repulsión porque refleja una imagen deforme de uno mismo, alguien que ya no se es más…
Entonces sobrevenía una aplastante tristeza, dejaba de ver a todos, no podía  siquiera  atender el teléfono.
Se  aislaba unas semanas en su  casa de la playa y... grababa un disco en su estudio  casero.
Con esta no sería excepción,  aunque  de momento no pudiera imaginarlo, llegaría  el dia o la noche o la tarde en que se le revelaría la evidencia. Ya sabía que ocurriría.
Lo que lo alarmaba era que el período de  absorción en sus chicas era cada vez mas corto. De igual manera, los intervalos entre discos eran mas cortos. Entonces había estado produciendo mas  discos  que nunca, con la consecuente  pérdida de calidad que esto supone.
Menos calidad, mas  ventas. Mas  ventas, mas vicios. Mas vicios, mas dependencia.  Mas dependencia, mas discos y asi…

No hay comentarios:

Publicar un comentario